sábado, 3 de diciembre de 1994

PlayStation 1

Si bien parece que los saltos generaciones en la actual industria del videojuego
están perdiendo mucha importancia, y estos saltos se están volviendo menos
y menos "increíbles", y estamos aparentemente entrando en una era en la que
simplemente "mejoramos" lo que hay, hubo un tiempo en el que una nueva
generación significaba nuevas y excitantes posibilidades.

El salto de los juegos de 8 Bits a los de 16 Bits permitió a los desarrolladores
crear juegos más complejos, grandes, y generalmente hablando, más completos.

Más allá de espectáculo visual, los videojuegos crecieron de modos significativos,
gracias al nuevo hardware. Eso es en lo que pienso cuando hablo de generaciones
en lo referente a videojuegos. Tener mejores gráficos y quedarte tan pancho con ello me
resulta enormemente aburrido, siendo alguien al que no le importa demasiado ese tema.

Es por ello que encuentro la Quinta Generación de consolas tan interesante.
El salto de las dos dimensiones hacia un universo de tres dimensiones significaba
muchas cosas, pero mayormente, que nuevos modos de imaginar, diseñar, crear
y jugar videojuegos iban a surgir. Era una época de experimentación.

Y el sistema asociando más comúnmente con esta época de la historia del medio
fue el extraño resultado de una relación entre dos compañías que a día de hoy
vemos, más o menos, como "dos caras de la misma moneda".

Estoy hablando de PlayStation.